1) LAS CONSECUENCIAS DEL 98:
La derrota del 98 llevó a la sociedad y a la clase política española a un estado de desencantamiento y frustración. Significó la destrucción del mito del imperio español, en un contexto de creación de grandes imperios coloniales en Asia y África por parte de las grandes potencias europeas.
Repercusiones económicas y políticas:
A pesar del “desastre” y de su significado simbólico, sus repercusiones inmediatas fueron menores de lo que se esperaba. No hubo una gran crisis política como se esperaba, el sistema de la Restauración sobrevivió al “desastre”.
Tampoco hubo una gran crisis económica, a pesar de la pérdida de los mercados coloniales y de la deuda causada por la guerra. La crisis del 98 fue más una crisis moral e ideológica que otra cosa.
Por otra parte, los movimientos nacionalistas conocieron una gran expansión el País Vasco y Cataluña, donde la burguesía industrial tomó conciencia de la incapacidad de los partidos dinásticos para desarrollar una política renovadora, por lo que apoyaron a las formaciones nacionalistas.
El regeneracionismo:
La crisis colonial favoreció la aparición de movimientos que criticaron al sistema de la Restauración y que proponían la necesidad de una regeneración y modernización de la política española. Por ejemplo, Joaquín Costa, defendía la necesidad de dejar atrás los mitos de un pasado glorioso, modernizar la economía y la sociedad, además de alfabetizar a la población. Además pensaba, que había que desmantelar el sistema caciquil y que era necesaria la transparencia electoral.
El “desastre” cohesionó un grupo de intelectuales conocido como la “Generación del 98”.
También cambió la mentalidad de los militares, que se inclinaron hacia posiciones más autoritarias. Esto llevó al retorno de la injerencia militar en la vida política, convencidos de que la derrota era la culpable de la ineficiencia y de la corrupción de los políticos.
El fracaso del gobierno “regeneracionista”:
El gobierno de Sagasta (liberal) estaba desgastado y desprestigiado, así en 1899, la reina regente dio su confianza al nuevo líder conservador: Francisco Silvela. Éste convocó elecciones, y se inició una política reformista. Se propusieron proyectos de descentralización administrativa, y se impulsó una política presupuestaria que aumentaba los tributos sobre los productos de primera necesidad y creaba nuevos impuestos para hacer frente a la deuda contraída durante la guerra. Esto provocó una huelga de contribuyentes y los ministros tuvieron que dimitir. Aún así el gobierno de Silvela duró un año.
2) LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN 1902-1931.
Al comenzar el siglo XX, el desastre del 98 forzó a los partidos dinásticos a iniciar una política reformista. Pero los proyectos renovadores del conservador Maura y del liberal Canalejas no consiguieron modernizar en profundidad el viejo sistema de la Restauración ni democratizar la vida política española.
Con todo mientras el sistema político casi no se reformaba, la sociedad española entraba en una etapa de desarrollo económico progresivo y modernización social. El crecimiento urbano aumentó el peso político y cultural de las ciudades, surgen las clases medias, aparece la prensa de masas y eclosionan los intelectuales.
En 1902, Alfonso XIII, mayor de edad, llega al trono y comienza aquí la segunda etapa de la Restauración. El miedo de una verdadera participación democrática mantuvo el turno dinástico y fue imposible una reforma profunda del sistema.
El reformismo dinástico:
El nuevo siglo coincide con una crisis de liderazgo dentro de los partidos dinásticos a causa de la dificultad de encontrar algún partido capaz de aglutinar las diferentes tendencias. Con Antonio Maura (conservador) y José Canalejas (liberal), llegó al gobierno una generación de políticos influidos por el regeneracionismo, que impulsó los proyectos de reforma más importantes desde el interior del sistema.
El “gobierno largo” de Maura 1907- 1909 llevó a cabo lo que él llamó la “revolución desde arriba”, es decir, regenerar el sistema a partir de la formación de una nueva clase política con apoyo social de la llamadas “masas neutras”. Se pretendía configurar un estado fuerte, eficaz, y acabar con la casta caciquil, pero impedir que las clases populares tuvieran un protagonismo excesivo. Así se llevó a cabo una reforma electoral (ley electoral de 1907), no democratiza el sistema pero sí que hizo más difícil el fraude electoral. En cuanto a la política social, se creó el Instituto Nacional de Previsión (encargado de la seguridad social) y la ley de descanso dominical. También se exige más independencia del poder ejecutivo frente a la Corona.
Maura también intentó integrar al catalanismo en el proyecto de reforma concediendo más autonomía a los ayuntamientos y las diputaciones, así como reconoce las regiones.(proyecto de reforma de la administración social).
En 1910 Canalejas formó un gobierno liberal, trató de:
· Modernizar la vida política.
· Captar determinados sectores populares.
· Limitar el poder de la Iglesia (reformar su financiamiento y profundizar en la separación Iglesia-estado).
La política social, pretendía sustituir el impuesto de consumos por un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas, por lo que las clases altas protestaron.
Y con la ley de levas el servicio militar pasaba a ser obligatorio en tiempos de guerra y se suprimía la exoneración del servicio al pago de una cantidad en metálico.
Por otra parte se promulgaron unas leyes para mejorar las condiciones laborales.
Respecto al catalanismo, se elaboró la ley de mancomunidades, que aceptaba la unión de diputaciones. Estaban convencidos de que su incorporación al sistema ayudaría a estabilizarlo.
El fortalecimiento de la oposición:
Como no supieron aprovechar la crisis del 98 para poner fin a la hegemonía de los partidos dinásticos, las fuerzas de oposición sintieron la necesidad de renovar sus idearios y las formas de organización, así como sus dirigentes.
El republicanismo, fue la fuerza principal de la oposición política y fue la minoría parlamentaria más numerosa. En 1903 nace la Unión republicana, al frente estaba Salmerón. Pero las disidencias internas hicieron decaer a esta nueva formación política.
Alejandro Lerroux en 1908 crea su propio partido, el Partido Radical, que con un discurso anticlerical y revolucionario consiguió influir en amplios sectores de las clases populares barcelonesas.
En Valencia, Vicente Blasco Ibañez, impulsó el Blasquismo, movimiento con discurso populista y anticlerical.
En las primeras décadas del siglo XX, el PSOE, colaboró con otras fuerzas de izquierdas pero sin renunciar a sus principios revolucionarios. Después de la caída de Maura en 1909, se pactó una alianza electoral entre las diferentes tendencias republicanas y el Partido Socialista. Con esta coalición republicanosocialista, los socialistas consiguieron en 1910 su primer diputado en el congreso: Pablo Iglesias (fundador del PSOE).
3)La guerra de Marruecos y la Semana Trágica:
Después del desastre del 98 y de la pérdida de los últimos territorios coloniales, la actuación exterior española se centró en el norte de África.
La política colonial y la guerra de Marruecos:
La Conferencia de Algeciras 1906 y el Tratado Hispano-francés, supuso su entrada en el reparto de zonas de influencia en África entre las potencias europeas. Así se estableció un protectorado franco-español en Marruecos. A España se le concedió el Rif (al norte) y el Ifni y Río de Oro (enclave en la costa atlántica).
El interés de España en esta zona se debe a los beneficios económicos que le puede reportar las explotaciones de minas, inversiones en ferrocarriles, obras públicas….También se pretendía restaurar el prestigio del ejército.
Con todo, las tribus bereberes contestaron a la presencia española en la zona; los continuos ataques de los rifeños obligaron a mantener un fuerte contingente militar en la zona. Los españoles son derrotados en el Barranco del Lobo, por lo que reforzaron su presencia para evitar la caída de Melilla.
La guerra de Marruecos era muy impopular, así como el reclutamiento de quintas, así surgió un movimiento de protesta popular con el apoyo de anarquistas, socialistas y republicanos.
La Semana Trágica de Barcelona:
La movilización contra la guerra se inicia en el puerto de Barcelona (desde donde se embarcaban las tropas para la guerra) el 18 de julio. La revuelta duró una semana con carácter antimilitarista y de rechazo a la hegemonía cultural y social de la Iglesia.
El día 24 se constituyó un Comité de Huelga, los republicanos, socialistas y anarquistas llamaron a la huelga general para el día 26 de julio.
Supuso el estallido de todas las tensiones acumuladas durante décadas. Se alzaron barricadas y se enfrentaron contra las fuerzas del orden público. El sentimiento anticlerical, llevó al ataque e incendio de 80 establecimientos religiosos.
Las autoridades declaran el estado de guerra y envió refuerzos para reprimir las manifestaciones. El dos de agosto la ciudad volvía a la normalidad.
La represión fue dura, y se acusó a los radicales y anarquistas de ser los responsables. Hubo cientos de detenciones, 216 consejos de guerra, y 17 condenas a muerte entre las que destaca la condena del pedagogo librepensador Francesc Ferrer i Guàrdia.
Las consecuencias políticas:
La fuerte represión que se produjo después de la Semana Trágica, provocó una oleada de protestas en toda Europa. Maura tuvo que hacer frente a duras críticas y los liberales y republicanos se unieron para exigir su dimisión. La denuncia de la represión bajo la fórmula de ¡MAURA NO! Llevó a Alfonso XIII a disolver las Cortes y traspasar el gobierno a los liberales.
En Cataluña las fuerzas de izquierda acusaron a la burguesía y a la Liga Regionalista de dar apoyo a la represión gubernamental de los sectores republicanos y obreristas. Así nacía un nacionalismo republicano y de izquierdas que se concretó en la fundación de la Unión Federal Nacionalista Republicana 1910.
El impacto de la Semana Trágica, también contribuyó al acercamiento de las fuerzas de izquierdas y a la creación de la conjunción Republicano-socialista, como también al nacimiento del Partido Reformista de Melquíades Álvarez 1912. También muchos obreros desencantados con el republicanismo de Lerroux, se situaron a favor del anarco-sindicalismo.
- Sindicalismo y conflictividad obrera:
La expansión del sindicalismo:
En las primeras décadas del siglo XX, el obrerismo organizado aumentó considerablemente sus militantes sindicales, estaba surgiendo el sindicalismo de masas. Aunque el sindicalismo obrero influía poco en la vida política española. Sólo en las zonas industrializadas (Madrid, Barcelona, Asturias….) el número de obreros afiliados representaban el 20%, en el resto de España el 5%. El sindicalismo de base socialista estaba representado por la UGT.
El nuevo siglo se abre con un ciclo de agitaciones obreras. En Cataluña se dieron la cuarta parte de todas las huelgas del Estado español, seguida de Valencia, Andalucía, Asturias, Castilla, País Vasco y Madrid. En 1903 y 1906 en las regiones minera de Vizcaya y Riotinto tuvieron lugar diferentes huelgas.
En 1911 hay un intento de huelga general revolucionaria en muchos puntos de España. Se oponían a:
· la pérdida de capacidad adquisitiva de los obreros
· al deterioro de las condiciones laborales
y reclamaban:
· la jornada laboral de 8 horas y
· el reconocimiento de los sindicatos y de su capacidad de negociación colectiva.
La fundación de la CNT:
El impulso del anarquismo fue muy importante en Cataluña. En Barcelona sociedades obreras y sindicales crean en 1907 la Solidaridad Obrera, una federación de asociaciones obreras de carácter apolítico, reivindicativo, y favorable a la lucha revolucionaria. En 1910, fundan la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
La CNT se definía revolucionaria y su ideología se basaba en:
- La independencia del proletariado respecto de la burguesía y sus instituciones (el Estado). Así se declaraba apolítica.
- La necesidad de la unidad sindical de los trabajadores y
- La voluntad de derrocar al capitalismo por medio de la expropiación de los capitalistas.
La acción revolucionaria debía ser por medio de la huelga y los boicots hasta llegar a la huelga general revolucionaria. Sus líderes fueron: Salvador Seguí, Ángel Peña, y Joan Peiró. Este sindicato fue prohibido en 1914, pasando a la clandestinidad.
Legislación social y cultura obrera:
Los diferentes gobiernos promulgaron leyes y reglamentos para regular la jornada de trabajo y las condiciones laborales. Pero ante la inexistencia de una inspección de trabajo eficaz y de tribunales que condenaran a los infractores, el cumplimiento de estas leyes o reglamentos fue escaso.
Respecto a la educación y la cultura, las organizaciones obreras se dieron cuenta de que era necesario difundir la educación en su propio colectivo para transformar las conciencias y llevar a cabo la revolución y el cambio radical de la sociedad. Así la educación y la cultura fueron instrumentos de liberación de la clase obrera y una de las vías para la futura sociedad igualitaria.
Así en este sentido se crearon los ateneos obreros: lugares de reunión donde se organizaban actividades de carácter lúdico o también conferencias y clases de alfabetización.
Los anarquistas crearon la Escuela Moderna y el PSOE la Escuela Nueva y promovió el establecimiento de Casas del Pueblo.
- La Primera Guerra Mundial y la crisis de 1917.
En 1913 Alfonso XIII nombró presidente del gobierno al conservador Eduardo Dato, que tuvo que hacer frente a las consecuencias del estallido de la I GM (1914-1918).
España y la Primera Guerra Mundial:
España se mantuvo neutral, debido a haber permanecido aislada la política exterior española, quedando al margen de los sistemas de alianzas. Aun así la población tomó partido a favor de un adversario o de otro. Produciéndose tensiones entre los partidarios de los aliados (Francia y Gran Bretaña) y los partidarios de los alemanes y sus socios. Las clases altas, la Iglesia, y la mayoría de los comandantes del ejército estuvieron a favor de Alemania y Austria: representantes del orden conservador y la autoridad. Los sectores más progresistas y republicanos se inclinaron por las potencias aliadas: Francia e Inglaterra. Las fuerzas obreras defendieron la neutralidad.
Esta neutralidad favoreció la expansión económica, ya que la guerra redujo la capacidad productiva de los países beligerantes, y España se convirtió en suministradora de productos industriales y agrarios de los dos bandos.
La demanda exterior benefició a la siderurgia vasca, la minería asturiana y las industrias textiles y metalúrgicas catalanas. Fueron años de enriquecimiento, pero este crecimiento tuvo un componente especulativo. Por otra parte, las clases populares sufrieron un empeoramiento de su nivel de vida, ya que la inflación no fue acompañada de un aumento de los salarios.
El impacto de la guerra:
Además de las repercusiones económicas de la guerra, ésta también influyó en la sociedad y en la política.
Por una parte en 1917 estalla la Revolución Rusa, por primera vez, un partido obrero se hacía con el poder. Las organizaciones obreras de todo el mundo vieron en Rusia el ejemplo a seguir. Esta coyuntura explica la elevada conflictividad social que hubo después de la Primera Guerra Mundial.
El final de la guerra también supuso la modificación de las fronteras de Europa, y un cierto reconocimiento del derecho a la autodeterminación de los pueblos (doctrina del presidente de EEUU, Wilson). Estos cambios influyeron en los nacionalistas catalanes y vascos, que fortalecieron sus posiciones a favor de conseguir la autonomía.
La coyuntura de 1917:
La coyuntura económica derivada de la I Guerra Mundial (aumento de beneficios, inflación, disminución del poder adquisitivo) acentuó las diferencias sociales y creó un clima de tensión que fue evidente en la posguerra. En 1917 con la crisis del sistema político de España, el descontento militar y la conflictividad social, provocaron una protesta generalizada de carácter antigubernamental en la que se vieron implicados los partidos que estaban al margen del turno, los militares, y las organizaciones obreras. Pero el movimiento de 1917, no consiguió sus objetivos.
La crisis militar:
El ejército español, tenía exceso de oficiales debido a las guerras coloniales, los ascensos fueron conseguidos por méritos de guerra, lo que perjudicaba a los militares peninsulares. Crearon una Junta de Defensa, reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de guerra, reivindicando la antigüedad como uno criterio. El manifiesto de 1917 culpa al gobierno de los males del ejército y del país, y reclamaban una renovación política utilizando un lenguaje de tipo “regeneracionista.”
La crisis política:
El gobierno de Dato, ante la situación de crisis:
- Suspende las garantías constitucionales,
- Clausura las Cortes
- Impone la censura de prensa.
En Barcelona la Asamblea de Parlamentarios Catalanes, exige la formación de un gobierno provisional que convocara las Cortes y que reestructurara el Estado sobre la base de la descentralización. Convocaron a todos los diputados y senadores pero de 760, sólo acudieron 71, la mayoría eran republicanos y socialistas. La reunión fue disuelta por la guardia civil. Así, no consiguieron la reforma constitucional.
La crisis social:
El protagonismo de la protesta antigubernamental fue del movimiento obrero y sindical. La conflictividad laboral se debió a la bajada de los salarios en un momento en que las empresas acumulaban beneficios considerables.
En 1916 la CNT (confederación nacional del trabajo) y la UGT a través de un manifiesto conjunto, instan al gobierno a intervenir para contener los precios ante la amenaza de convocar una huelga general. Así en agosto de 1917 la UGT con apoyo del PSOE llaman a la huelga general. En esta huelga no participaron los labradores pero sí provocó incidentes violentos en algunas zonas del país: Madrid, Barcelona, País Vasco, Asturias. La reacción del gobierno fue represiva: se declaró la ley marcial y se envió al ejército para reprimir el movimiento. Los miembros del comité de huelga fueron encarcelados, juzgados en consejo de guerra y condenados a cadena perpetua. Además hubo setenta muertos, doscientos heridos y dos mil detenidos.
Las consecuencias de 1917:
Los hechos de 1917 no supusieron el fin de la Restauración, pero sí empezó una progresiva descomposición y desgaste del régimen a causa de los nulos deseos de renovación política, y de la debilidad de la oposición que no articuló una alternativa política conjunta. Ante la incapacidad de democratizarse y adaptarse a las exigencias de cambio social, el sistema entró definitivamente en crisis en 1923.
La consecuencia más importante de los hechos de 1917 fue la formación de sucesivos gobiernos de concentración. Los ministros dimitían a menudo, y los partidos retiraban su apoyo al gobierno. El Gobierno nacional impulsado por Maura en 1918, estaba configurado por: líderes dinásticos (conservadores y liberales) y de los regionalistas catalanes (LLiga Regionalista). Las diferencias entre ellos hizo imposible cualquier proceso de reforma, no contuvieron la inflación ni restablecieron el orden social.
6 . La descomposición del sistema 1918- 1923
Los años posteriores a la Primera Guerra mundial fueros de intensa conflictividad en Europa y en España. La imposibilidad de reforma y el desconcierto ante la derrota de Anual en la guerra de Marruecos hizo que los sectores conservadores buscaran la solución en el establecimiento de un dictadura militar.
Gobierno y oposición:
Ante el fracaso de los gobiernos de coalición se vuelve al turno dinástico. Entre 1918 y 1923 hay diez cambios de gobierno, ninguno llega al año de vida. A pesar del fraude electoral no consiguen la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar y fueron constantes los recursos de medidas de excepción y suspensión de las garantías constitucionales y de clausura del Parlamento.
El ejército cada vez tenía más protagonismo en la vida política y se presentaba como una solución de fuerza capaz de salvar la monarquía.
La oposición republicana y socialista no pudo consolidar un programa alternativo. El Partido Radical de Lerroux perdió apoyo electoral por lo que evolucionó a posiciones más conservadoras.
El Partido Reformista se alejó de republicanos y socialistas para acercarse a la izquierda dinástica (liberales). El Partido Socialista en 1920 obtiene 578 regidores en las elecciones municipales, y era partidario de una política reformista y moderada. Pero con el estallido de la Revolución rusa, un sector del PSOE lo abandona y forma el PCE, Partido comunista de España.
La conflictividad obrera:
Después de la I Guerra Mundial, la CNT pasó de 15.000 afiliados en 1917 a 700.000 al final de 1919. En el Congreso de Santos, se refundó el sindicato y se reafirmó el apoliticismo y la necesidad de negociación directa entre obreros y patronos sin la intervención de fuerzas políticas.
En Andalucía, la situación de miseria de los labradores dio lugar al llamado: Trienio Bolchevique. Tienen lugar diferentes revueltas campesinas en las que queman las cosechas recogidas, se ocupan tierras se reparten las propiedades…..Córdoba fue la abanderada del movimiento, extendiéndose a otras provincias andaluzas, manchegas y extremeñas. Se declara el estado de guerra, se clausuran las organizaciones obreras, se detienen a los líderes… y así se pone fin al movimiento de rebelión social.
En Cataluña la huelga de La Canadiense (empresa eléctrica de Barcelona) paralizó el 70% de la industria local en 1919. La huelga duró un mes y medio, finalizó por un acuerdo, pero ante el incumplimiento de liberar a los detenidos, se reanuda la huelga y la patronal respondió cerrando empresas y con una dura represión hacia los sindicatos.
Los años del pistolerismo:
La conflictividad laboral degeneró en una radicalización extrema de los sindicatos y de la patronal. Esto fue aprovechado por el ejército para ejercer una fuerte presión.
Algunos grupos anarquistas practicaron un activismo violento. Los empresarios y patronos constituyen la Federación Patronal, que pretendía parar la fuerza de los sindicatos obreros. También contrataron a pistoleros a sueldo, para asesinar a los dirigentes obreros, y también se cerraron empresas para frenar las reivindicaciones obreras.
El general Martínez Anido, gobernador civil de Barcelona, protegió a los pistoleros de la patronal y ejerció una fuerte represión contra los sindicatos y puso en práctica la ley de fugas por la que se podría disparar contra los detenidos en caso de intento de huir. Así entre 1916-1923 tiene lugar la época conocida como el “pistolerismo”.
El problema de Marruecos:
El Protectorado español en Marruecos, era una zona de escaso valor económico. Las clases populares estaban en contra de un nueva guerra colonial, y los políticos tampoco tenían un objetivo claro.
Tras la I Guerra Mundial, y ante el intervencionismo francés en la zona, las autoridades españolas vuelven a iniciar acciones militares para afirmar el control del territorio. La intervención tuvo éxito en la zona occidental, pero no en la oriental. En 1921, ante una campaña para extender el control españolo entorno a Melilla, se adentraron el Rif sin haber protegido la retaguardia, ni haberse asegurado las provisiones. Los rifeños atacaron la guarnición española de Anual. El ejército español, lo formaban soldados sin preparación militar y con desconocimiento absoluto del territorio.
El desastre de Anual puso en evidencia la deficiente organización del ejército.
Las consecuencias de Anual:
La opinión pública estaba crispada y las reacciones políticas no tardaron en llegar. El gobierno dimitió y se formó otro presidido por Maura. En el parlamento se inició un proceso para investigar las causas e indagar sobre las responsabilidades militares y políticas de Anual. Una Comisión debía elaborar un informe (informe Picasso) y presentarlo a las Cortes sobre lo que había ocurrido en Anual.
El ejército quería parar el proceso ya que se podían derivar consecuencias responsabilidades de los comandantes militares e incluso se podía llegar a implicar a la monarquía en el desastre. El general Silvestre, presionado por el rey, pudo haber comenzado la ofensiva en Marruecos sin haber previsto las precauciones necesarias.
El expediente Picasso no llegó a las cortes ante el golpe de Estado de Primo de Rivera.